Una de las cuestiones fundamentales en la defensa de la vida es ofrecer alternativas al aborto. Rosario Álvarez dirige el centro Materno-infantil "Ave María" (Salamanca), que brinda apoyo a mujeres embarazadas que se encuentran en situaciones personales delicadas. El próximo sábado 15 de noviembre de 2014, compartirá sus experiencias en el Coloquio Familia y Vida, que se celebrará en el Colegio de Médicos de Pamplona.
1. Es un hecho innegable que el debate sobre el aborto se ha polarizado. Unos alegan que hay que defender el derecho a la vida del inocente y proteger a las mujeres del negocio del aborto; y otros piensan que la mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo y su vida. ¿Cree usted que las ayudas a la maternidad “no deseada” pueden ser un punto en común entre ambas posturas? Está claro que la mujer adulta tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo y tomar las decisiones que considere conveniente para su propia vida, asumiendo las responsabilidades que de ello se deriven; pero no puede decidir sobre la vida que lleva dentro ya que “es ser humano en sí mismo, en todas las fases del ciclo biológico, desde la concepción hasta la muerte” y esto no es una teoría, sino una evidencia científica. Por tanto, no se le pude quitar a ese bebé que lleva dentro el primer derecho: la vida. Creo que ante un embarazo inesperado, la mujer tiene derecho, desde la comprensión de la situación personal, profesional o familiar que esta realidad le pueda ocasionar, a ser animada a acoger la vida del hijo que lleva dentro, invitada a tomarse tiempo de reflexión, animarla a ver que lo que hoy puede parecer como una situación sin salida, mañana seguramente lo puede mirar desde una óptica diferente. También debe ser informada de otras opciones. Y desde luego, lo que me parece es que es un deber ineludible de los profesionales, en el caso de que la mujer persista en su deseo de abortar, el de que sepan la verdad de este procedimiento y sus consecuencias físicas, psicológicas y emocionales, que probablemente marcarán sus vidas para siempre. 2. Usted trabaja en un centro que brinda ayudas a la mujer que quiere seguir adelante con su embarazo, pero se cree incapaz por diversos motivos. ¿Por qué abortan las mujeres en España? La amplia mayoría de las mujeres que llegan a nuestro centro –se han ido modificando los perfiles- vienen con la idea de seguir adelante con su embarazo, con lo que no tenemos que abordar -salvo excepciones- el tema del aborto. Quizás nuestra intervención en este momento incide más en ayudarles a interiorizar lo que supone la maternidad como fuente de alegría; mediante la que va a adquirir nuevos derechos y responsabilidades. Desde mi experiencia de 13 años al frente del centro, he visto que para un buen número de las mujeres que han pasado por el mismo, el bebé –aunque parecía que no venía en el momento “oportuno”- ha sido el motor que les ha dado coraje y fuerza para seguir luchando, para superarse y para lograr metas a veces insospechadas. En cuanto al porqué de tantos abortos, es difícil realizar una valoración rápida ya que cada mujer tiene su problemática particular. Pero me atrevo a señalar varios factores que quizás puedan tener que ver: la falta de formación afectiva-sexual en los jóvenes, que les lleva a mantener relaciones de riesgo con parejas “del momento”; el hedonismo de nuestra sociedad, cuyas motivaciones se inclinan más a la comodidad, a lo que apetece en cada momento, que a la valoración del ser humano en toda su dignidad y grandeza; el individualismo que nos lleva a la soledad (las mujeres se sienten a veces muy solas ante esta situación) y por supuesto la desinformación de lo que el aborto supone. Por otra parte, entiendo que los gobiernos deben potenciar más la familia, mediante políticas que favorezcan las familias y que ayuden a la conciliación de la vida familiar y laboral. Me gustaría aprovechar este momento para hacer un llamamiento a todas las asociaciones provida para que continúen apostando por la vida aún en circunstancias complicadas, siendo consciente de que nuestra ayuda debe ir más allá de evitar el aborto. La mayoría de las mujeres que acuden a nuestros servicios, necesitan una ayuda posterior, que pasa en no pocas ocasiones en intervención educativa con las madres, para que el niño tenga de verdad una vida digna. 3. ¿Qué pasa cuando la mujer aborta? ¿Todavía hay esperanza? Creo que siempre hay esperanza. Las mujeres que ingresan en el centro –la mayoría han buscado un segundo embarazo- que han vivido esta experiencia, necesitan atención especializada. Pero como según el programa del Coloquio, uno de los ponentes tratará este tema, creo que pueden aportar mucho al estar más especializados en este tema. 4. Cuéntenos sobre su labor. ¿A qué se dedica? ¿Qué ayudas ofrece? Nuestro Centro nace con la vocación de ayudar a mujeres gestantes o con hijos menores a cargo en grave riesgo de exclusión social. Se abre en 1949, por el sacerdote español don Doroteo Hernández Vera que, ante un hecho desgraciado con una joven estudiante de Salamanca, cree que la Iglesia debe dar respuesta a este tipo de problema. Con los cambios de la sociedad española más compresiva con estas situaciones, los perfiles de las mujeres se han ido modificando; pero nunca han faltado casos que atender. Lo que se les ofrece es la acogida abierta dentro de un ambiente familiar en el se puedan sentir queridas y seguras, sus hijos puedan crecer sanos, y un Proyecto Educativo Integral adaptado a cada necesidad, mediante el que puedan alcanzar la formación necesaria que les permita tener una vida autónoma con su hijo. Contamos con un Equipo Educativo, que cuenta con una larga experiencia en este campo al que tengo la suerte de pertenecer. La entidad que durante todos estos años ha gestionado el Centro es el Instituto Secular “Cruzada Evangélica”, Instituto fundado por don Doroteo Hernández, y en cuya acta fundacional figura “atender a mujeres en situaciones especialmente delicadas”. 5. ¿Qué le diría a una mujer que se esté planteando abortar y esté leyendo esta entrevista? Antes de nada, tomarse tiempo, no precipitarse ni ceder a presiones ni soluciones rápidas. Buscar la ayuda de profesionales especializados, que les informen de verdad sobre lo que supone un aborto y sus consecuencias. Decirles que siempre hay una esperanza, que existen numerosas mujeres que en situaciones similares salieron adelante. Desde mi experiencia en este centro decirles también lo que he vivido y vivo cada día con mujeres que vienen a nosotros y que han abortado y que han buscado otro embarazo como forma de liberarse del peso y el recuerdo de lo que han vivido. Todas nos han manifestado que si se hubieran encontrado alguien que de verdad les hubiera informado o ayudado a reflexionar, no lo hubieran hecho. Vemos mucho sufrimiento como consecuencia de todo esto y creo que esto lo debemos saber, aun prescindiendo de toda idea religiosa y moral. Entiendo que al menos las mujeres tienen derecho a saber todo esto antes de tomar una decisión.