2. LA UNIDAD PSICOLÓGICA DE CRISTO

Extraído de: Mateo Seco, Lucas F. y Domingo, Francisco. Cristología. Instituto Superior de Ciencias Religiosas. Universidad de Navarra, 2004.

1. Diversas teorías en torno al Yo de Cristo

Las opiniones más significativas son la del P. Galtier y la del Cardenal P. Parente. Helas aquí:

Según Galtier, en Jesús, así como hay dos inteligencias, hay también dos Yo: uno divino y otro humano; sin embargo, el Yo humano de Cristo (que manifiesta la autoconciencia de su humanidad) sabe que no es expresión de una persona humana, sino el Yo humano de la Persona divina, porque el hombre Jesús tuvo desde el momento de la Encarnación la visión beatífica (es decir, el conocimiento inmediato de la divinidad, propio de la gloria celestial). Según P. Galtier, la inteligencia humana de Jesús vería en la divinidad su propia pertenencia al Hijo de Dios *..

Según Parente, en Jesucristo hay un único Yo: el Yo divino del Verbo, que es conocido tanto por la inteligencia divina como por la mente humana de Jesús. ¿Cómo puede una mente humana expresar una autoconciencia divina? Según Parente, esto es posible por la unión hipostática en sí misma, y viene como reforzado por la visión beatífica de la que gozaba el alma humana de Cristo **..

Entre los autores más recientes se puede citar a J. Galot, que estima que en Jesús hay un único Yo: hay una unidad psicológica de la Persona de Cristo en correspondencia a su unidad ontológica. Pero, a diferencia de Parente, Galot piensa que el Yo divino es conocido por la mente humana no por la sola unión hipostática, ni por la visión beatífica, sino por una particular experiencia mística que Dios hizo tener a la humanidad de Jesús a fin de que supiera, sin ninguna duda, que estaba unida personalmente al Verbo; que era la humanidad de Dios ***..

Es obvio que cada una de estas teorías tiene razones a su favor y razones en contra. Puede decirse que la interpretación hecha por Galtier establece una división en la Persona de Jesús —aunque sea sólo en el plano psicológico— que no tiene base en los Evangelios, en los que la utilización que Jesús hace del pronombre Yo aparece designando una intimidad fuertemente unitaria.

En efecto, en el Nuevo Testamento, hay numerosos textos en los que Jesús pronuncia la palabra Yo, y lo hace de tal manera que expresa una estrecha unidad personal y psíquica del Dios-hombre. Recordemos, por ejemplo, esta oración de Cristo: Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a tí, con la gloria que yo tenía a tú lado antes que el mundo fuera (Jn 17, 5). No hay duda de que el me se refiere a Jesús en su humanidad (ya que, en El, sólo ésta estaba por glorificar), y de que el Yo se refiere a Jesús en su divinidad (porque era antes de que el mundo fuera). Ahora bien, considerar que el me y el Yo no son lo mismo sería distorsionar patentemente el texto. La misma expresión Yo soy, utilizada por Jesús, indica su único Yo divino. Nada tiene de extraño que, por ejemplo, Pablo VI, hablando del dogma cristológico definido por los primeros Concilios, diga que en Jesús hay "una sola Persona, un solo Yo, viviente y operante en una doble naturaleza: divina y humana" ****.



* Cfl l . Galtier, P. L'Unité du Christ, Etre-Personne-conscience, París 1939

** Parente, P. L'Io di Cristo, I.P.A.G., 1981

*** Cfl l . Galot, J.¡Cristo!, ¿Quién eres?, Madrid 1982, 321-345.

**** Pablo VI, Alocución, 10-II-1971: Insegnamenti di Paolo VI , IX (1971) 100.