2. CUESTIONES METODOLÓGICAS PROPIAS DE LA CRISTOLOGÍA

Extraído de: Mateo Seco, Lucas F. y Domingo, Francisco. Cristología. Instituto Superior de Ciencias Religiosas. Universidad de Navarra, 2004.

3. Los modelos cristológicos "ascendente" y" descendente"

La resurrección de Cristo (Albrecht Altdorfer)

La distinción entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe incide en otra división, en cierto sentido, metodológica: cristología desde abajo ocristología ascendente, ycristología desde arriba ocristología descendente. Se trata de dos métodos de elaborar la cristología, dos «métodos» que, sin embargo, entrañan una profunda carga teológica.

Esta doble manera de acceder al misterio de Cristo se inicia, como tal distinción metodológica, en los años cincuenta y se ha tornado de uso frecuente entre los estudiosos. Quien quiere precisar su significado, se encuentra ante una grave dificultad, pues el multiuso que estas expresiones reciben en la pluma de los escritores actuales está en estrecha dependencia del conjunto del pensamiento de cada autor, de forma que resulta imposible encontrarles un significado unívoco.

Para unos, la cristología desde arriba no haría otra cosa que «subrayar los derechos de la divinidad de Cristo», mientras que la cristología desde abajo subrayaría «los de su humanidad». En este caso, se trataría de una sencilla diferencia de acentos. Por esa razón se ha querido comparar más de una vez esta distinción “metodológica” con la diferencia de planteamientos teológicos entre la llamada «escuela alejandrina» y la «escuela antioquena»: la primera subrayaba la divinidad de Cristo y la segunda su humanidad. La cristología “descendente” se encontraría dentro de la perspectiva alejandrina, y la ascendente dentro de la antioquena.

Como veremos más adelante existe una abismal diferencia entre las cuestiones que suscitaron tanto la teología alejandrina, como la antioquena y los problemas de nuestra época. Incluso para quienes entienden la distinción «cristología desde arriba-cristología desde abajo» como mera diversidad de subrayados, la comparación sólo sería válida hasta un cierto punto. La diferencia entre esas “escuelas” estriba en el subrayado de la unidad de persona (escuela alejandrina) o de la diversidad de naturalezas (escuela antioquena), mientras que la problemática planteada por las cristologías ascendente y descendente es bien diversa, sobre todo, si se tiene en cuenta la distinción hecha entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe. En efecto, ¿qué “imagen” fiable del Jesús terreno puede tenerse, si se prescinde –aunque sólo sea metodológicamente- de su Divinidad?