Extraído de: Mateo Seco, Lucas F. y Domingo, Francisco. Cristología. Instituto Superior de Ciencias Religiosas. Universidad de Navarra, 2004.
- Inicio
- 1. Infancia y vida oculta de Jesús
- 2. La vida pública de Jesús
- 3. La muerte de Jesús
- 4. La muerte de Jesús
- 5. La pasión y muerte de Cristo
como oblación sacrificial - 6. La eficacia de la muerte de
Cristo
Síntesis de contenido

Jesucristo es esencialmente el Mediador y el nuevo Adán. Todos los actos de su vida son mediación y salvación. Todos esos actos —cada uno de valor infinito—, constituyen en su conjunto, una unidad de eficacia redentora. En efecto, toda la vida terrena de Jesús está orientada hacia el misterio pascual de su Muerte, Resurrección y Ascensión, que son los momentos culminantes de su obra y que dan sentido a todo el caminar de Jesús sobre la tierra.
La salvación realizada por Jesucristo contiene dos aspectos indisolublemente unidos: la liberación de los hombres de la esclavitud del pecado y sus consecuencias, y la reconciliación del género humano con Dios. La relación causal entre los misterios de la vida de Cristo y esos frutos de salvación para los hombres presenta una gran riqueza de aspectos; los principales pueden resumirse así: con su Vida, Muerte y Glorificación, Jesús dió —por su amor y obediencia— una satisfacción al Padre, que compensó sobreabundantemente el desamor y la desobediencia de los hombres; expió los pecados humanos; mereció la gracia del perdón y de la reconciliación con Dios para la humanidad; causó eficientemente en los hombres esa misma gracia salvífica. En su conjunto, este modo en que Cristo realizó la salvación de los hombres se llama preferentemente Redención, porque fue una salvación que el Señor "compró" al precio de su sangre.