Extraído de: Mateo Seco, Lucas F. y Domingo, Francisco. Cristología. Instituto Superior de Ciencias Religiosas. Universidad de Navarra, 2004.
- Inicio
- 1. Infancia y vida oculta de Jesús
- 2. La vida pública de Jesús
- 3. La muerte de Jesús
- 4. La muerte de Jesús
- 5. La pasión y muerte de Cristo
como oblación sacrificial - 6. La eficacia de la muerte de
Cristo
4. El trabajo de Jesús y su valor redentor

El Señor realiza nuestra redención también durante los muchos años de trabajo de su vida oculta, cumpliendo el quehacer que el Creador encomendó al hombre al colocarle sobre la tierra: que la trabajase (cf. Gn 2, 15). Dentro de la modestia de su trabajo de artesano, solidario también en este cometido con sus hermanos los hombres, Jesús ordena la creación hacia su fin, desarrollando con sus manos la obra del Creador, dando así todo su sentido divino al lugar que el trabajo encuentra en la historia de la salvación*:Puede por tanto decirse que en la historia de la salvación el trabajo humano ha vuelto a encontrar en la existencia de Jesús su primitiva dignidad querida por el Creador, y que fue incluso elevado a la dignidad de ocupación esencial del Verbo encarnado durante los largos años de Nazaret.
De ahí que la unión con Cristo, implique también el amor al trabajo como parte del amor a la propia vocación cristiana, porque, "al haber sido asumido por Cristo, el trabajo se nos presenta como realidad redimida y redentora: no sólo es el ámbito en que el hombre vive, sino medio y camino de santidad, realidad santificable y santificadora"**:
* "Los hombres y mujeres que, mientras procuran el sustento para sí y su familia, realizan su trabajo de forma que resulte provechoso y en servicio de la sociedad, con razón pueden pensar que con su trabajo desarrollan la obra del Creador, sirven al bien de sus hermanos y contribuyen de modo personal a que se cumplan los designios de Dios en la historia" (Conc. Vaticano II, Const. Gaudium et spes, n. 34).
** Beato J. Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, cit., n. 47.